Queridas Madames,


Les presento un ensayo sobre Proust dictado en el invierno de 1940-1941 en el refectorio de un convento que servía de comedor en el campo de prisioneros de Griazowietz, en la URSS. Obviamente, realizado de memoria sin que el autor tuviera a mano la obra de Marcel. Le sirvió, a él y a varios, para sobrevivir. Y me muero de ganas de leerlo, pero tendrá que ser cuando acabe toda la recherche…


Suya,
Madame de Borge