Una edad difícil.

Querida Madame Proust, Habrá de disculpar mi tardanza en empezar esta correspondencia, pero sé que se hará cargo del sinnúmero de responsabilidades que una directora de escuela superior tiene que atender en estos últimos días del curso académico. Afortunadamente, hoy he conseguido reunir unos minutos para sentarme al escritorio y escribirle estas líneas. Al parecer…