Queridas (y desaparecidas) Madames, ¡Miren, miren! ¡Cuánta alegría me ha dado encontrar en la red la habitación de Marcel! (en el blog de una escritora cubana, quién me lo iba a decir). Un sillón, un escritorio, un diván, y la sencilla cama con su colcha azul, que, la verdad, no parece de la época. Esto…