El último día transcurre con conocimiento de causa. Un pequeño pasar por la fábrica y corregir últimos parámetros de la máquina. Una reunión de logística y compras. Todo va normal. Al mediodía volvemos hacia Hong Kong, tras despedirnos de nuestro traductor, tras despedirnos de nuestro chófer (tan mono…), pasar de nuevo la pesadilla fronteriza…