Qué buen libro es Amo de casa, de Xavier Guillén. El principal valor es aunar lo poético de cada poema, con una buena elección de metáforas y emociones familiares, con el relato narrativo de fondo más bien prosaico de la vida de un hombre hasta completar su divorcio. Poemas que hablan progresivamente de un abuelo, de una madre que fue gemela de una tía, de conocer a una chica, y que lo hacen sin subrayar que esto va a ser el relato de un amor acabado en desgarro. Odile se convierte en una musa efímera y temporal, una vez que la contemporaneidad vence al poeta, que no la entiende pero percibe sus signos, y así queda desarmado, en soledad, y con un hijo cuya gestión de horarios realiza con diligencia. Es especialmente destacable la visión irónica de determinados iconos de la postmodernidad, como la naturaleza (devenida en ‘temática’), o la excursión para observar estrellas (‘todas con la misma ropa de montaña comprada cada una en su polígono’), aunque pueda ser algo arrogante, como en En la Feria Medieval. Pero entre el buen sentido general de todo el poemario, el excelente mirar a la especie y sus miserias, lo conseguido del avance temporal en las elipsis (los poemas que no existen), y el tono de asombro melancólico, sin duda es un gran libro.