(decíamos que destacaban los siguientes actos…):

 
– una elegante cena en el restaurante del Hotel Ritz, en Piccadilly, invitados por un suministrador. A eso había que acudir con corbata y traje, y, según dijeron con grata inocencia, confiaban en mí para amenizarles posteriormente la noche. Bajo esos techos pintados con aparentes frescos y la decoración que toda Europa supone a los salones franceses (rococó et rien d’autre), luego se arrepintieron de tal idea. Dicen las lenguas que mientras degustaba mi sopa de alcachofas de Jerusalén (flipenun rato con el origen del nombre, será la última vez que diga que los españoles fueron paletos llamando Brujas a Brugge sin reconocer que chorradas así eran algo generalizado…), y mi barracuda a la plancha –ambos bastante buenos, la verdad-, dichos hombres del metal vieron que M me trataba con demasiada confianza en público, de un modo que seguramente no trataría a otros hombres (a ellos, vamos). Sumado eso a mi soltería y sin más datos ya que una conoce las reglas y en público se comporta, llegaron a una pasmosa conclusión: ‘este es rarito’. Nunca me habían reconocido por la actitud de las mujeres hacia mí, pero para todo hay una primera vez. Cena distendida, por otro lado, con amplias posibilidades de negocio y discusión de nuevos materiales, además de planes para sobrellevar los días siguientes, ya que ellos tenían experiencia en la semana dichosa. Las copas se tomaron en Pigalle, ya en Piccadilly Circus, un local que a pesar de su nombre afrancesado y de tener toda su entrada decorada en paneles y neones rosa no es un hogar de mujeres putas sino un sitio de cenas con música supuestamente tranquila de fondo. Una gorda cantando, vamos. Bueno, tampoco me fijé tanto, gritaba mucho eso sí. Los precios desorbitados, claro está. Completamos la noche en un pub de Leicester Square al ladito de los cines donde se pasean las estrellas cuando estrenan película en Londres. La verdad es que el Soho estaba cerca, pero no me atreví a tanto, demonio.

 
– un lunch informal de Sempra, celebrado con ese estilo tan del gusto de los anglosajones y que siempre me hace pensar que quien los prepara cree que los humanos nacen con más de dos brazos para poder llevar con ellos
(1) la bolsa o cartera de documentos que traigan,
(2) un plato para comer,
(3) un tenedor con el que comer,
(4) una copa que beber,
(5) una servilleta con la que limpiarse, y
(6) una chaqueta que acaba molestando por el calor humano que se desprende en el salón.
La comida además no era gran cosa, con sus canapés de salmón, la ensalada de apio, y el rosbif frío, si bien M y yo nos decidimos por un sushi ligero y varios tipos de queso (excelente) con uvas y galletas de postre. Corría bien todo tipo de licor y champagne. Yo no dejaba de pensar en lo ‘carne de prensa’ que era todo. Sempra pertenecía a un banco a punto de quiebra que había sido intervenido por el gobierno británico el día anterior, que había anunciado la previsible inversión de una pasta inconcebible. Y ahí estábamos varios cientos de personas celebrando con ellos al día siguiente un año de negocios supuestamente prósperos. Un acto preparado hace meses y pagado con anterioridad y blablablá, pero… toda una celebración en un salón neogótico, de elegantes vidrieras, claustro con patio y fuente, cuadros y bustos de señores sabios e importantes, un aire a lugar en que se ha decidido el destino de gentes muy alejadas del imperio. A la salida del salón estaba St. Paul, y algo más allá un triángulo de iglesias con su torre de Hawksmoor anticipando la Torre junto al río y Whitechapel al interior. Por alguna callejuela asomaba el pepino de la City. Había una llovizna y bruma ligeras, de la que rara vez se ve en Londres. Íbamos elegantes. El momento moló.
Viaje realizado en octubre de 2008 (etapa ii de iii)

2 comentarios en “Algo tan del gusto de los anglosajones que no volveré a hacer (ii de iii)”

  1. "un aire a lugar en que se ha decidido el destino de gentes muy alejadas del imperio". Sin comentarios 🙂

    Y una frase que me intriga: "Nunca me habían reconocido por la actitud de las mujeres hacia mí" Creo que pronto iré por ahí, así que tomo nota para una explicación más detallada.

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