A las obras de Proust
no les añaden en la librería un mando a distancia,
no podemos cambiar
a un partido de fútbol
o a un concurso donde ganar un volvo.
Vivimos más,
pero menos precisos
y con frases cortas.
Viajamos más rápido, más a menudo, más lejos,
aunque en lugar de recuerdos volvemos con fotos.
Aquí yo con un tío.
Aquel creo que es mi ex.
Aquí todos en pelotas,
así que seguramente es una playa.
Siete tomos: piedad.
¿No se podría resumir, abreviar,
o mejor mostrar en imágenes todo eso?
Una vez pasaron una serie que se titulaba La muñeca
pero mi cuñada dice que era de otro que también empezaba por P.
Además, seamos sinceros, quién es ése,
Al parecer escribió en la cama un montón de años.
Página tras página,
a una velocidad limitada.
Y nosotros con la quinta puesta
y -toquemos madera- saludables.
(Wislawa Szymborska, en ‘Aquí’; traducción de Gerardo Beltrán y Abel A. Murcia Soriano)