Querida Madame Proust,
Al afrontar con ilusión y valentía El tiempo recobrado, el último volumen de la Opus Magna, me encomiendo a usted y a todos los espíritus de las señoras madres de genios literarios que ha habido. ¡LO QUE HAN TENIDO QUE AGUANTAR! Sin ir más lejos, fíjese Vd. en la brasa que le he metido durante todos estos meses…
Pero todo tiene un fin, y el de esta aventura comienza ahora, con las 421 páginas en que todo el tiempo debe converger, finiquitar, alcanzar el sentido. ¿Se encontrarán los caminos finalmente de Guermantes y Méséglise? Yo lo sospecho. Marcel está en Combray, sí, le leemos inocentes al principio que no tendría por qué extenderme sobre aquella estancia mía cerca de Combray, pero me temo que se va a desdecir con los hechos. O sea, con las palabras. Bueno, en su caso es lo mismo, Vd. ya me entiende.
Suya,
Madame de Borge
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