Afrontar esta lectura apenas unas semanas después de acabar De la cámara a la carne es peculiar porque no fue buscado, sino que sucedió así. Son dos libros de concepción similar, con un objeto de estudio próximo ,y, en este libro en concreto, con una buena cantidad de referencias a la obra anterior de Alberto Mira, como Para entendernos, o De Sodoma a Chueca.

Álvaro Retana

El canon de la literatura gay en español, de Augusto F. Prieto, publicado por la editorial subversiva (por negarse a estar en redes sociales) Amistades Particulares, recoge treinta y dos pequeños ensayos sobre obras literarias (novela sobre todo, pero también algo de teatro, poesía e incluso un texto calificable de ensayo) que el autor considera fundacionales dentro de la literatura en español de contenido homosexual. En una visión amplia, el autor recoge autores de muchos países hispanoamericanos, de modo que, aunque los autores españoles sean los más abundantes por nacionalidad específica, el peso global del continente hispanoamericano es mayor. La presencia de un máximo de una obra por autor parece una condición necesaria, así como una continuidad cronológica, y ciertas características comunes de cada ensayo: una explicación de la obra, su inserción e impacto en la literatura de su país, la reacción que obra y o autor tuvieron, más algunos datos biográficos y literarios del autor, que suelen terminar cada texto.

Manuel Mújica Laínez

La nómina de autores muy reconocidos es relevante: José Donoso, Federico García Lorca, Luis Cernuda, José Lezama Lima, Manuel Puig, Luis Antonio de Villena, Rafael Chirbes, Ricardo Piglia, Terenci Moix…, pero otros, muchos, están alejados de estos oropeles y pueden resultar novedosos y desconocidos, como me ha pasado con varios autores hispanoamericanos. Pero por desconocidos que fueran los autores y las obras, todos los ensayos tienen un contenido y un análisis interesante, en varios casos relacionado con el hecho de tratarse de la primera obra literaria de temática gay en su país de publicación, y por ello con un valor de apertura, innovación o escándalo que trasciende lo literario y pasa a lo histórico. Curiosamente, eso puede lastrar el ritmo del libro, en el sentido de que al final no está describiendo la literatura de contenido gay en una lengua determinada, sino la de varias literaturas definidas en realidad por la nacionalidad del autor y/o su lugar de publicación. En realidad, que una obra publicada con impacto en México no influya en Cuba, Venezuela o Argentina puede deberse a dificultades de publicación por la temática (aunque el escándalo suele llevar al éxito de ventas) o, me temo que sea más posible, por considerar que la homosexualidad es un problema extranjero y por tanto no obtener esa repercusión en caso de publicación en otro país. El problema para el libro es por ello tener varios puntos de partida, una ausencia de continuidad única, y más bien varias continuidades. Y para la literatura gay en español, la sensación de que nunca existió una interrelación verdaderamente profunda entre autores de diferentes países. Hay excepciones, claro, además de escritores que se asientan en más de un país. Pero la sensación general deja ese regusto, que probablemente es extrapolable a otras temáticas e incluso al conjunto de cada literatura nacional en español.

José Donoso

Es imposible en este espacio entrar a discernir los ensayos y los libros en qué se basan, y precisamente la dispersión de nacionalidades y mitos de cada una de ellas que mencionaba dificulta más la labor. El valor del libro como descubrimiento de materiales es apabullante, por supuesto, y de él voy a tirar para nuevas lecturas de libros viejos. Obsérvese el listado de autores y libros:

También es muy interesante ver que ya se han realizado trabajos de análisis previos del tema por autores de los que además Prieto recoge una concisa pero intensa bibliografía por cada ensayo. Lógicamente, las historias recogidas van paulatinamente avanzando de una represión inicial (a veces sobreactuada por oposición, como en Álvaro Retana) en que las relaciones no son posibles, se dan en entornos ocultos o sórdidos, o acaban necesariamente en no-consumación, separación definitiva o muerte, hacia una mayor liberación de costumbres, a veces disfrazada de lirismo o barroquismo ambiguos, para terminar en cierta libertad expositiva, si bien nunca del todo integradora: lo homosexual es siempre conflicto -por escándalo, por diferencia, por contraste- y rara vez un significado propio, un constructo en sí, un objeto inequívoco de disciplina artística autónoma. En este sentido, puede que la literatura del siglo XXI, que Prieto prefiere no estudiar por inabarcable y por tanto alejada individualmente del concepto de canon e influencia, ya tenga esta evolución en el abrumador tsunami de obras que almacena en apenas dos décadas; recuerdo y recomiendo en ese sentido y dentro de la literatura en español, a Álvaro Llamas y su Esos días a finales de aquel año.

Augusto F. Prieto (vía Shangay)